martes, 25 de diciembre de 2012

Los saqueos de la pobreza y el vandalismo dividen a la Argentina


En vez de echarnos la culpa unos a otros de estos actos vandálicos que están sucediendo en Argentina, en vísperas de Navidad, por qué mejor no nos preguntamos qué responsabilidad tenemos cada uno de nosotros, como sociedad, en que un sector de la población, los más pobres y vulnerables, se agolpen a los supermercados para saquear y robar a su reverenda gana como delincuentes. El gobierno y el Grupo Clarín juegan un rol protagónico en estos tristes episodios, el primero porque lejos de asumir su responsabilidad en que la pobreza no se resuelve de la noche a la mañana con planes sociales sino con trabajo; y un trabajo que dignifique y alcance remunerativamente para paliar la creciente inflación como para que el obrero no tenga necesidad de mezclarse con el malviviente y salir juntos a robar. Los funcionarios del gobierno K han salido, presurosos, a buscar responsabilidades en terceros; los sindicalistas y el propio monopolio de medios sin que se investigue a los cientos de detenidos para ver si en verdad tienen alguna conexión con  los acusados.
Por otra parte; el grupo Clarín, de manera indirecta pero a sabiendas de sus consecuencias, repitiendo a escala nacional hasta el hartazgo los acontecimientos delictivos que se sucedieron en Bariloche en los supermercados, consciente del efecto negativo que iba a tener, incita a las poblaciones pobres de las periferias de la ciudad para que hagan lo mismo, para que se aprovechen de las circunstancias y salgan a robar, en otras palabras, para generar zozobra e inestabilidad en el país (2 muertos y cientos de detenidos hasta el momento es el costo político de estos luctuosos episodios que lo enemigos del gobierno deben estar celebrando en silencio). Está claro que no existe la independencia en la información, porque uno y otro bando han tomado ya sus posturas alineados según sus intereses (basta hacer un repaso por Clarín, La Nación,. o, del otro lado, Página 12 y Tiempo Argentino), pero el tema está en que no existe una postura intermedia sobre este asunto, salvo, claro está, contados comentarios en las redes sociales.
En resumidas cuentas un gobierno que se equivoca en cómo afrontar este problema responsabilizando a sus enemigos, y una oposición –hablo de Clarín, porque no existe, políticamente hablando, oposición en Argentina- que trata de que le vaya mal a este gobierno; gobierno que, con todas estas falencias a cuestas y dejando de lado la corrupción y la inflación (sus talones de Aquiles), busca el bienestar de su población, pero carga con los males de sus antecesores políticos.

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