miércoles, 5 de diciembre de 2012
La ofensiva de la derecha peruana
LA OTRA ESQUINA
Por Carlos Gallardo Guarniz
No tengo dudas de que hay una campaña política, en connivencia con el poder hegemónico de los medios de comunicación, para perjudicar a la izquierda pensante y honesta que todavía le queda a la política peruana; primero ha sido la revocatoria a Susana Villarán, alcaldesa de Lima que viene luchando contra viento y marea para reubicar el mercado mayorista de La Parada , esa inmundicia de caos, desorden y suciedad, nido de pulgas y de ratas que provee de alimentos a la capital peruana; y, de otro lado, su gestión se ha impuesto la necesidad de ordenar el caótico tránsito de Lima. Dos obras reclamadas largamente por los limeños, pero que, sin embargo, a la burgomaestre le han valido críticas de todo color y pelaje.
En segundo lugar tenemos la trampa orquestada que le tendieron los medios peruanos al embajador en Buenos Aires, Nicolás Lynch, que venía desarrollando un interesante trabajo en Argentina en favor de la integración del Perú a los países del Mercosur y la Unasur , y su destitución se ha debido, principalmente, a la colaboración tan eficaz como perniciosa de un periodista de la colectividad en Buenos Aires al que no me da la gana de mencionarlo, para no alimentar su ego, pero que tiene el descaro de ufanarse como si fuera un logro positivo para la sociedad peruana. Su rol es igual al de muchos medios que desempeñan el triste papel de marionetas al servicio del poder de las comunicaciones. Como se sabe, la excusa perfecta para sacar al embajador Lynch ha sido el Movadef, brazo político de Sendero Luminoso que la sociedad peruana rechaza, y que a mi criterio no tiene mayor ingerencia ni tampoco simpatía en el pueblo, pero que es utilizado por el poder político que gobierna el Perú como cortina de humo y como el demonio a combatir y repeler con todas las fuerzas, ocultando los problemas que vive nuestro país, como inseguridad, pobreza, salud, educación.
En fin, y ahora último, para completar el plan perverso, se ha castigado destituyendo por 90 días del Congreso al parlamentario de izquierda Javier Diez Canseco, de probada trayectoria política. Su destitución se ha debido gracias a la alianza parlamentaria entre legisladores nacionalistas y fujimoristas. ¿Quién lo diría, no? bueno, esto de nacionalistas es pura pantomima y sólo queda en el nombre, mas no en las acciones, pues el gobierno de Ollanta Humala hace rato que ha sido secuestrado por las corporaciones y ahora ha cambiado su hoja de ruta en salvaguarda de los intereses foráneos y en desmedro de las gentes más humildes y pobres del Perú que lo llevaron al sillón de Pizarro y por el cual él se comprometió a luchar.
Que el pueblo peruano esté atento a estos acontecimientos, ya es hora de que despierte de su molicie, de su apatía, de esa siesta prolongada y sueños de opio entregándose placenteramente a la diversión, a las casas de cita y prostíbulos, a esos lupanares de bares donde se consume alcohol hasta perder el conocimiento dando una imagen patética y vergonzosa, o atragantándose hasta la gula con el pretexto de que en el Perú está la mejor comida del mundo. Y ni que decir de los juegos de azar que se han reproducido peligrosamente por nuestras ciudades sin que el Estado las regule, convirtiéndose en una plaga donde la población en sus ratos libres es tentada a probar suerte pero que terminan convirtiéndose en ludópatas que timbean y apuestan hasta perder la conciencia.
Despierta peruano de este sistema capitalista de unos pocos avarientos que se enriquecen y que sólo ha traído una burbuja de espejismo de crecimiento económico pero que es la fuente de nuestras desgracias. Ya es hora Perú que te acuerdes de la grandeza de tus antepasados, de ese linaje inca que corre por tus venas y te liberes de este sistema neoliberal que te azota sin misericordia y que sólo engendra en nuestros pueblos miseria, pobreza, desocupados, ociosos y vagabundos hijos de la perdición que luego la necesidad obliga a mendigar cuando no a robar.
Bajo la máscara de la justicia, y en su nombre, la derecha peruana ha iniciado su ofensiva contra los pocos hombres de izquierda decentes que aún quedan, con el propósito de desaparecerlos de la escena política nacional, para luego enfrentar su lucha contra un fantasma, el fantasma del Movadef, es decir, para tener la mesa servida.
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